La temporada de fútbol va llegando a su fin. Los equipos, tanto las sociedades anónimas deportivas como aquellos con estructura asociativa de club tradicional, están con los fichajes, las bajas, etc. Pero casí todos están tratando de incrementar sus ingresos a través de los patrocinios, una oportunidad publicitaria para nuestra empresa.
¿Qué es un patrocinio? Nos vamos al artículo 22 de la Ley General de Publicidad:
El contrato de patrocinio publicitario es aquél por el que el patrocinado, a cambio de una ayuda económica para la realización de su actividad deportiva, benéfica, cultural, científica o de otra índole, se compromete a colaborar en la publicidad del patrocinador.
Se parte por tanto de un concepto muy amplio, y podemos encontrar distintas formas de patrocinio. Desde la más tradicional que supone asociar nuestra marca o producto a la denominación del club, hasta dar nombre al estadio, o que los miembros del equipo usen nuestros productos en público. Todo ello es patrocinio, y habrá que ver cuál es la más conveniente según nuestra estrategia publicitaria.
Una clase concreta de patrocinio es el mecenazgo, en la que, por colaborar con determinadas ongs se establecen una serie de incentivos fiscales. Podemos pensar en las distintas federaciones de fútbol existentes, o también en las fundaciones que algunos clubes tiene creadas al margen de la propia estructura deportiva.
Elijamos la fórmula que elijamos, debemos tener claro qué es lo que pretendemos, cuáles son los costes y los compromisos, tener clara la fiscalidad y como lo articulamos contractualmente, asumir los riesgos y ventajas de asociar nuestra imagen a terceros, y tener un plan de salida en su caso.
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