Cómo hacer una presentación de un proyecto

Uno de los principales obstáculos a los que se enfrentan muchos emprendedores es cómo hacer una presentación de un proyecto. La falta de práctica en hablar en público, el no tener preparado un discurso adecuado o tener siempre el mismo sin atender a las circunstancias de cada situación o la falta de claridad a la hora de expresarse pueden echar por tierra cualquier intento.

Por eso es necesario tener en cuenta ciertos factores a la hora de preparar una presentación para que esta llegue a los asistentes y consiga el objetivo perseguido.

Aspectos a tener en cuenta antes de preparar la presentación

Básicamente la presentación persigue un fin, pero no siempre es el mismo. Puede ser una presentación a clientes, a inversores, a colaboradores, etc. Lógicamente la preparación de la presentación depende de esa circunstancia porque a cada uno de éstos le puede interesar un aspecto diferente del proyecto y debemos adaptar el discurso para ofrecerles lo que les interesa.

Partimos de la base de que un proyecto debe estructurarse en «el qué» (lo que vamos a hacer), «el cómo» (cómo vamos a hacerlo), «el quién» (quien está detrás del proyecto), «el cuánto» (cuánto nos va a costar y los beneficios que obtendremos). A la hora de preparar una presentación debemos plantearnos cuáles de estos aspectos interesan a nuestro auditorio para que nuestro mensaje cubra sus expectativas.

Por supuesto también es relevante el formato. Podemos tener que realizar una presentación durante un tiempo limitado o tener libre disponibilidad de tiempo y también es importante saber de qué medios de apoyo podemos disponer para reforzar nuestro discurso.

La presentación

Con toda la información que podamos disponer a priori debemos construir un guión. Se trata de establecer un discurso que resulte tan creible y convincente como natural. Nada de leer, no debemos mostrarnos dubitativos y por supuesto no resultar aburridos, para ello debemos cuidar el tono de voz y apoyarnos en elementos visuales (pero ojo, no abusar de ellos).

El guión nos ayudará a no perdernos en nuestra presentación y a establecer un hilo conductor que facilite que toquemos todos los puntos importante que hemos fijado anteriormente. Se trata de que sea una herramienta de apoyo, no de un discurso que repetir como una cotorra.

A la hora de hablar es necesario ser directos, lanzar mensajes claros de lo que se quiere contar y no extenderse demasiado. Hay que hablar y mirar directamente a los asistentes y, por supuesto, vocalizar bien. Debemos modular la voz y jugar con la inflexión en función de la intensidad del mensaje que queramos transmitir.

El elevator pitch

El llamado «discurso del ascensor» es un formato de presentación reducido, no más de dos minutos, que puede ser clave. Se trata de despertar el interés en nuestro interlocutor para poder conseguir un mayor tiempo para hacer una exposición más amplia. La dificultad estriba en ser lo suficientemente rápido y claro para tener una segunda oportunidad.

Por supuesto debemos tener armado un guión para estos casos y también debemos adaptarlo en función de a quién nos dirigimos y qué información consideramos importante para él. Al ser tan poco tiempo no podemos extendernos en las explicaciones. Básicamente debemos explicar el problema que se soluciona, de qué manera, qué es lo que se está buscando y qué beneficio se podría aportar a ese interlocutor.

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