Un DAFO es un buen principio

Actuar sin un conocimiento previo suele conducir a magros resultados o, cómo diría un castizo, a corretear como pollos sin cabeza. Algunos emprendedores deben controlar ese impulso que en ellos puede predominar, quizás por genética, quizás por ser lo que se espera de alguien con iniciativa. Y es que,en el principio está el análisis, y un buen principio de un proyecto empresarial suele ser un buen DAFO.

No es la primera vez que hablamos del análisis o método DAFO, pero lo hacemos esta vez desde un enfoque más pegado a la óptica emprendedora, dando alguna pequeña vuelta de tuerca, especialmente para aquellos que se enfrentan por primera vez a realizarlo. Tened por seguro que no será la última vez que hablemos del DAFO.

¿Qué es el DAFO?

El DAFO es una metodología de análisis que podemos aplicar a múltiples situaciones y objetos: productos, empresas, países,….prácticamente se puede hacer un DAFO de todo lo imaginable(quizás su facilidad y flexibilidad es uno de las principales amenazas al poder conducir al ensimismamiento, a la parálisis por análisis, etc…). Es extraño que personas que hayan pasado por puestos de gerencia o administración en la empresa no se hayan enfrentado a más de una dinámica de generación de DAFOs sobre su departamento, su compañía, su línea de productos, etc…

DAFO es el acrónimo de Debilidades Amenazas Fortalezas Oportunidades, siendo en lengua inglesa conocido como SWOT (Strengths Weaknesses Oportunities Threats). En esencia se trata de detallar nuestra posición relativa en el mercado, ante la competencia, ante nuestros clientes, en dos vertientes, la interna y la externa.

Veamos por un momento su aplicación a un proyecto de emprendizaje empresarial, deteniéndonos brevemente en cada apartado. Pensemos en que ya tenemos un esbozo de nuestra idea de negocio, de nuestra estructura, de nuestros procesos, y los queremos pasar por el tamiz del DAFO.

Debilidades

Son todos aquellos aspectos, variables, elementos de carácter interno, propios de nuestra empresa, de nuestra organización, de nosotros mismos que nos perjudican, que nos colocan en un situación de vulnerabilidad respecto a la competencia, que nos hacen daño en un palabra.

Por ejemplo es habitual en los proyectos de emprendedores el que salgan en este punto aspectos como la falta de experiencia en el propio emprendizaje, la ausencia de recursos financieros, la carencia de una imagen de marca reconocida, etc…

Amenazas

Abandonamos los aspectos internos para pasar a los externos, aquellos que no son propios de nuestro proyecto, de nosotros, aquellos relacionados con el mercado en sí, con el marco regulatorio, con el ciclo económico, con los cambios sociales, tecnológicos, culturales, etc. Se trata de identificar cuáles de estas variables pueden afectar negativamente a nuestra futura empresa.

Algunos señalan que lo más provechoso es identificar aquellas amenazas que no lo son para toda la competencia, más bien especialmente para nosotros. Así una previsible subida de los tipos de interés sería apuntada por muchos como una amenaza para la estructura financiera de nuestra empresa, pero para otros sólo lo sería si la nuestra tuviese una posición de financiación mayor que suele ser habitual en nuestro sector.

¿Otros ejemplos? Nuevas tecnologías que desbanquen las nuestras, cambios demográficos que minen nuestra base de clientes, conflictos internacionales que nos cierren mercados potenciales, etc…

Fortalezas

Si volvemos al interior de nuestro proyecto y de nosotros mismos, con la mayor autocrítica posible, pensemos ahora en aquellos aspectos que nos hacen más competitivos, que nos dan una ventaja, que impulsarán nuestra apuesta.

Generalmente se suele hablar del compromiso, de la ilusión, pero siendo pragmáticos habrá quien tenga su cartera de clientes, o un reconocido knowhow o una marca personal, o una estupenda agenda de contactos, o…

Oportunidades

En las oportunidades nos encontramos con aquellas vertientes externas que nos resultan favorables, que nos abren un nicho de mercado, un potencial de ventas, de rentabilidad, de posibilidad de competir.

Es uno de los apartados más fáciles de plasmar junto con el de fortalezas, ya que la génesis del proyecto empresarial se basa en el descubrimiento de oportunidades que nos vemos capaces de aprovechar.

Pensemos en liberalizaciones de sectores económicos, en nuevos desarrollos urbanos, en apuestas administrativas por el emprendizaje, en cambios en los hábitos de consumo, etc..

A vueltas con la metodología

En la práctica se suele dividir un folio en cuatro cuadrantes y se van apuntando las palabras claves correspondientes a cada uno los puntos fuertes o débiles en el lugar correspondiente, sin perjuicio de que luego sea transcrito en un documento de un modo más desarrollado. La idea es que visualmente seamos capaces, de un golpe de vista, de comprender ante que se enfrenta la empresa, cuál es nuestra visión de la situación.Y este aspecto es importante, el de «nuestra».

En una empresa los DAFOs se suelen hacer en grupo, son ejercicios colaborativos, para ganar implicación y conocimiento, pero muchos emprendedores están solos de inicio. ¿Qué hacer entonces?

Sin perjuicio de que se hagan su propio DAFO en solitario, suele ser recomendable el realizar esto conjuntamente con personas de su confianza, con experiencia profesional adecuada, que les permitan ver más allá. Si conseguimos juntar varias de estas personas en una dinámica de grupo para generar el DAFO su resultado será mucho más rico.

¿Y todo esto para qué?

El DAFO no es más que un ejercicio de reflexión, de análisis básico, de poner por escrito lo que pensamos, pero también lo que no hemos sido capaces de pensar por no pararnos a hacerlo. Es la base sobre la que construiremos nuestra planificación, que debe ser coherente con dicho DAFO.

Los ortodoxos del DAFO suelen decir que frente al mismo, frente al DAFO, tenemos que aplicar una estrategia CAME: Corregir las debilidades, Afrontar las amenazas, Mantener las fortalezas, y Explotar las oportunidades. Dicha propuesta CAME, de la que tenéis aquí un ejemplo, es la que se traduciría concretamente en nuestra planificación.

Otros, más heterodoxos, sostienen que sin perjuicio de corregir aquellos puntos débiles, internos o externos, que sean subsanables fácilmente, debemos centrarnos en explotar nuestros puntos fuertes, que son en esencia los que nos hacen diferentes, los que nos dan una verdadera opción. Según ellos, se debe priorizar y no malgastar recursos en aquellos aspectos donde difícilmente superaremos la nota de corte.

El DAFO no hace milagros, el DAFO no te garantiza nada, pero, si de un modo u otro (quizás intuitivamente) no lo haces, será milagroso el que el proyecto salga adelante.

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